Víctima de una sociedad que le impide ocupar espacios y posiciones de expresión, libertad y liderazgo, la mujer vive como objeto de dominación. Todos los días está sometida a ser violada, censurada y perseguida gracias a la cultura de la violencia en la que está inserta. En este sistema, el engranaje principal que mantiene todo en funcionamiento se llama misoginia. Pero, ¿cómo funciona exactamente?
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¿Qué es la misoginia?
Misoginia es el sentimiento de odio, aversión y repulsión hacia la figura femenina. El término tenía un origen griego y nació de la unión de las palabras «miseó», que significa «odio», y «gyné», que significa «mujer». Puede manifestarse a través de diversas prácticas discriminatorias contra las mujeres, como la cosificación, la depreciación, la exclusión social y, principalmente, la violencia, ya sea física, sexual, moral, psicológica o patrimonial.
Se puede observar que la misoginia está presente en textos, ideas y obras artísticas de toda la civilización occidental. El filósofo Aristóteles consideraba a las mujeres como «hombres imperfectos». Schopenhauer creía que la «naturaleza femenina» era obedecer. Rousseau, por su parte, sostenía que las niñas debían ser «educadas para la frustración» desde su primera infancia, para que en el futuro se sometieran más fácilmente a la voluntad de los hombres. Incluso Darwin compartía pensamientos misóginos, argumentando que las mujeres tenían un cerebro más pequeño y, en consecuencia, menos intelecto.
En la antigua Grecia, el sistema político y social imperante situaba a la mujer en una posición secundaria, inferior a la del hombre. El genos, un modelo de familia que daba el máximo poder al patriarca, era la base de la sociedad griega. Incluso después de su muerte, toda la autoridad del «padre» de familia no se transfería a su esposa, sino al hijo mayor.
Al final del periodo homérico, se produjo un declive de la economía agrícola y un crecimiento de la población. Tras esto, las comunidades basadas en el género se desintegraron en detrimento de las ciudades-estado que acababan de surgir. Pero estos cambios no alteraron la forma en que la sociedad griega trataba a las mujeres. En la nueva polis se reforzó la soberanía masculina, dando lugar al término «misoginia».
¿Existe una diferencia entre misoginia, machismo y sexismo?
Los tres conceptos están relacionados dentro del sistema de inferiorización del género femenino. Hay algunos detalles que especifican cada una de ellas, aunque la esencia es prácticamente la misma.
Mientras que la misoginia es el odio enfermizo a todas las mujeres, el machismo es un tipo de pensamiento que se opone a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Se expresa de forma naturalizada mediante opiniones y actitudes, como un simple chiste, que defienden la idea de la superioridad del género masculino.
En cuanto al sexismoes un conjunto de prácticas discriminatorias basadas en el género y en la reproducción de modelos binarios de comportamiento. Pretende definir cómo deben comportarse los hombres y las mujeres, qué papeles deben desempeñar en la sociedad, según los estereotipos de género que se han difundido. Según los ideales sexistas, la figura masculina está destinada a la fuerza y a la autoridad, mientras que la figura femenina necesita entregarse a la fragilidad y a la sumisión.
La misoginia es sinónimo de violencia contra las mujeres
Tanto el machismo como el sexismo son creencias opresivas, al igual que la misoginia. Lo que hace a esta última peor y más cruel es su apelación a la violencia como principalinstrumento de opresión. Los hombres misóginos suelen expresar su odio a las mujeres cometiendo crímenes contra ellas.
Después de perder el derecho a ser quien es, a ejercer su libertad y a manifestar sus deseos, su sexualidad y su individualidad, la figura femenina sigue siendo violentamente castigada sólo por existir. La misoginia es el eje de toda una cultura que sitúa a las mujeres como víctimas de un sistema de dominación.
En el ranking mundial de violencia contra las mujeres, Brasil ocupa el quinto lugar. Según el Foro Brasileño de Seguridad Pública 2021, el 86,9% de las víctimas de violencia sexual en el país son mujeres. En cuanto a la tasa de feminicidio, el 81,5% de las víctimas fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas y el 61,8% eran mujeres negras.
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Es importante recordar que estos no son los únicos tipos de violencia contra las mujeres. La Ley Maria da Penha identifica cinco diferentes:
– Violencia física: cualquier conducta que atente contra la integridad física y la salud del cuerpo de la mujer. No es necesario que la agresión deje marcas aparentes en el cuerpo para que entre en la ley.
– Violencia sexual: cualquier acción que obligue a una mujer, mediante intimidación, amenaza o uso de la fuerza, a participar, presenciar o mantener relaciones sexuales no deseadas. También se entiende como cualquier conducta que incite, amenace o manipule a una mujer para que comercialice o utilice su sexualidad (prostitución), que controle sus derechos reproductivos (induzca al aborto o le impida utilizar métodos anticonceptivos, por ejemplo) y que la obligue a casarse.
– Violencia psicológica: se entiende como cualquier conducta que cause daño psicológico y emocional a una mujer, afectando a su comportamiento y decisiones, mediante chantaje, manipulación, amenazas, vergüenza, humillación, aislamiento y vigilancia.
– Violencia moral: es toda conducta que ofende el honor de una mujer, ya sea mediante calumnias (cuando relacionan a la víctima con un hecho delictivo), difamaciones (cuando relacionan a la víctima con un hecho ofensivo para su reputación) o injurias (cuando profieren palabras malsonantes contra la víctima).
– Violencia patrimonial: se entiende como cualquier acción que tenga que ver con la confiscación, retención, destrucción, sustracción y control, parcial o total, de los bienes, valores, documentos, derechos y herramientas de trabajo de la mujer.