Qué es la astenia:
La astenia consiste en la condición de pérdida o disminución de la fuerza física. Este término médico se entiende como sinónimo de fatiga del cuerpo, que puede ser de origen orgánico o psicológico.
La astenia muscular (orgánica) puede ser un síntoma de algunas enfermedades graves, como la diabetes, la anemia o la esclerosis múltiple, entre otras. Sin embargo, también es consecuencia de patologías más comunes, como las infecciones víricas o bacterianas, como los resfriados, por ejemplo.
La astenia no debe confundirse con la fatiga causada por el cansancio físico, ya que la primera no aparece tras un esfuerzo y no desaparece ni siquiera tras el descanso. La falta de vigor que provoca la astenia está relacionada con el mal funcionamiento metabólico, inmunológico o psicológico del individuo.
En el ámbito psicológico, la astenia psíquica, también conocida como neurastenia, se caracteriza por la ausencia de fuerza (resistencia) del sistema nervioso del individuo, que puede producirse como consecuencia del agotamiento mental o de la depresión, por ejemplo.
El paciente puede seguir sin presentar ninguna enfermedad y tener astenia. En este caso se le diagnostica el Síndrome de Fatiga Crónica.
Síntomas y tratamientos
Como se ha dicho, la astenia es la falta de fuerza del organismo, es decir, el individuo en este estado se siente sin estímulo, voluntad y disposición para realizar cualquier tipo de movimiento físico o mental.
Otros síntomas son problemas de concentración, sueño, fallos de memoria, cambios en el apetito y pérdida de la libido sexual.
El tratamiento de la astenia varía según el contexto que la haya provocado. Por ejemplo, si la astenia orgánica es consecuencia de una determinada enfermedad, el tratamiento se basará en la curación de la patología de origen.
En el caso de la astenia funcional (causada como consecuencia de factores psicológicos), es aconsejable cambiar los hábitos perjudiciales, como el exceso de trabajo, la falta de organización, la evitación de situaciones estresantes, entre otros. La administración de antidepresivos también puede formar parte del tratamiento, pero solo con la recomendación exclusiva de un médico cualificado.
También es importante mantener buenos hábitos para prevenir o combatir la astenia, como dormir bien, llevar una dieta equilibrada y hacer ejercicio regularmente.